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Voley, Preolímpico femenino: Turquía y Brasil, los favoritos a quedarse con las dos plazas en Tokio

Turquía, que acaba de llegar al 1 en el ránking, y la poderosa Brasil, son candidatas en Tokio rumbo a los Juegos Olímpicos de París 2024.

La impactante Turquía, flamante N° 1 del ranking mundial después de ganar en 2023 la Liga de las Naciones (VNL) y el Europeo, y las eternamente poderosas brasileñas aparecen como claras favoritas a quedarse con las dos plazas que pondrá en juego el Preolímpico femenino de vóleibol que se disputará en Tokio y en el cual participará el seleccionado argentino, Las Panteras, y el equipo nacional peruano. Más atrás, en el radar aparece el local Japón, que está dispuesto a pegar el zarpazo y tomar uno de los dos pasajes.

De la mano del nuevo entrenador, el italiano Daniele Santarelli, y con la habilitación internacional de la opuesta Melissa Vargas, nacida en Cuba, el seleccionado turco se hizo gigante en esta temporada. Sin ellos, habían ocupado el quinto puesto en los Juegos Olímpicos de 2021 y se situaron en el octavo escalón en el Mundial 2022.

En 2023, la historia cambió y arrasaron ganando la VNL y el Europeo. Si bien el vóley femenino es popular en Turquía y muchas de las jugadoras son famosas, las últimas coronaciones tuvieron mayor impacto. Para muchos, fue un símbolo del poder y la autonomía de la mujer frente a los círculos conservadores que las acusan de violar los valores del islam: el histórico 3-2 con el cual vencieron a Serbia en la final continental fue observado en vivo en plazas y calles de distintos puntos del país. Así como “las sultanas de la red” son heroínas para algunos, también resultan el foco perfecto para las críticas de círculos radicales y ultraconservadores, que sostienen que violan los valores sagrados del islam: las campeonas no se cubren el pelo, no ocultan su cuerpo, lucen peinados llamativos y tatuajes que resultan extravagantes.

Los liberales y laicos las destacan como la impronta de liberación y vanguardia, pero los más férreos defensores del islam las tienen entre ceja y ceja: ya en los Juegos de Tokio, el clérigo ultraconservador Ihsan Senocak había pedido que fueran “sultanas de la fe, la castidad, la moralidad, la modestia y la decencia”. Zehra Güneş, una de las estrellas del equipo, destacó que las jugadoras del seleccionado turco contribuyen a que el país avance hacia la sociedad moderna y laica reivindicada por el fundador de la República. “Como mujeres turcas, tratamos de ser modelos para las generaciones futuras, iluminando el camino que mostró Atatürk”, afirmó.

Víctimas de campaña de odio

Las vehementes campañas de odio en redes sociales tuvieron como principal objetivo a Ebrar Karakurt, una gigante de 1,96 metro que suele lucir llamativos peinados y teñidos y que además hizo pública su relación sentimental con una famosa actriz. Melih Gökcek, ex alcalde de la capital Ankara y miembro del partido islamista que gobierna el país, exigió la expulsión de Karakurt de la selección por ser lesbiana. En julio, en medio del éxtasis por el título en la VNL, el periódico progubernamental Yeni Akit la llamó “nuestra vergüenza nacional”. Dicho medio de comunicación la trató de “homosexual desviada que impone un estilo de vida pervertido”.

Temporada de ensueño

La contratación del entrenador italiano Daniele Santarelli, quien había llevado a Serbia a ganar un Mundial y una medalla de bronce en la VNL, y la habilitación de la FIVB para que Vargas pudiera jugar como turca –se nacionalizó en 2021- fueron las llaves para abrir el cofre de la felicidad. La opuesta de origen cubano fue considerada la jugadora más valiosa (MVP) de la VNL y del Europeo: anotó 26 puntos contra China y 32 contra Serbia en las dos finales, respectivamente.

Luego de la obtención de la corona continental, Turkish Airlines le regaló a cada integrante del plantel un pasaje al punto de la Tierra que desee. Vargas y Karakurt, dos torres de 1,96 cada una, aportan una potencia fuera de serie, pero en el equipo turco también se destacan la central Zehra Güneş y la líbero Gizem Örge, las mejores en sus puestos en la VNL y el Europeo, y la armadora Cansu Özbay, galardonada en el torneo continental.

Frente a China, en la final de la VNL 2023, las turcas duplicaron a su rival en puntos de saque (8-4) y casi las triplicaron en tantos de bloqueo (14-5): el poderío, inclusive contra rivales muy poderosos, resulta descomunal. Con calidad en todos los puestos, y como dueña del escalón número uno en el ranking mundial de la FIVB, sería ilógico que Turquía no se lleve al menos uno de los dos boletos en juego en el Preolímpico de Tokio.

Brasil, candidato como siempre

El seleccionado femenino de Brasil debutó en los Juegos de Moscú 1980 y no faltó nunca más. Desde Barcelona 1992 hasta Tokio 2020, las brasileñas fueron semifinalistas en seis de las siete ediciones: solo fallaron como locales, en Río 2016.

Llegaron a siete semifinales en ocho Juegos Olímpicos y ganaron dos medallas de oro, una de plata y dos de bronce. Gloria de exportación.

Con semejantes pergaminos y el talento natural de las voleibolistas de la Canarinha, el equipo que dirige José Roberto Guimarães es el otro gran candidato a ganar el torneo y llevarse una de los dos tickets a París 2024. Después de ser subcampeonas olímpicas en 2021 y segundas en la VNL y en el Mundial 2022, no tuvieron una gran Liga de las Naciones 2023: terminaron quintas y cayeron al cuarto puesto del ranking de la FIVB. Roberta Ratzke, de 33 años y figura de la liga polaca, tendrá uno de los mayores desafíos de su carrera: la armadora será titular en el puesto de la lesionada Macris Carneiro. La espectacular “Gabi” Braga Guimarães, la potentísima Rosamaría, las centrales Carol, Diana y Thaisa y la líbero Nyeme son algunos de los nombres más destacados de un plantel repleto de talento y experiencia internacional.

Japón, el tercer aspirante

Como local, Japón es el único aspirante que, en principio, podría dar una sorpresa. Las niponas aspiran a llegar a la última fecha con posibilidades de sacar pasaje a París: cerrarán el torneo precisamente frente a Brasil, en un mano a mano que seguramente sellará algún pasaporte a Francia. Las niponas, octavas en el ranking de la FIVB, participaron de 13 de los 15 Juegos Olímpicos en los que hubo vóleibol femenino, aunque no están en su apogeo.

Después de situarse en el segundo pelotón en los últimos grandes torneos (décimas en los Juegos de 2021, quintas en el Mundial 2022 y séptimas en la VNL 2023), las asiáticas aspiran a recobrar protagonismo con el regreso del entrenador Masayoshi Manabe, quien las llevó al bronce en el Mundial 2010 y en los Juegos de Londres 2012.